Para bien o para mal, la primavera me abre al medio como una uña afilada calando la piel fina de un tomate puesto al microondas,
como un balde de agua tibia derramado sobre un cuello con una larga cnotractura.
Las primaveras que me agarran feliz me llevan a un estado de éxtasis parodial donde camino las calles derramando a mi camino flores charcos de pétalos y fermmonas,
las que me agarran desprevenida ,lejos de levantarme como alguna vez creí me hunden en el fondo del taper más hondo con el plástico más sucio.
Paso los inviernos temiendo.
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